jueves, 6 de noviembre de 2008

El Reino de los Papirofléxios





AQUÍ OS DEJO UNO DE LOS CUENTOS QUE, POR LAS NOCHES Y CON VOZ MUY BAJITA, ME INVENTO Y LE CUENTO A MIS NIÑOS PARA QUE SE DUERMAN. ÉSTE ES MUY ESPECIAL PARA MI, ME GUSTA MUCHO POR EL MOMENTO EN QUE SURGIÓ. ESPERO QUE OS GUSTE.

Erase una vez, en un lugar muy lejano, existía un lugar llamado el Reino de los Papiroflexios, todos se dedicaban a la papiroflexia, pero Txemita no sabia hacer nada con el papel. La gente hacia barquitos, pajaritas, florecitas… Pero Txemita no sabia hacer nada de eso, solo recortar corazones. Pero eso, según decían los Papiroflexios, eso no tenía mérito.

De todos modos a Txemita le encantaba recortar corazones y se los regalaba a todo el mundo con la esperanza de ser uno más en el Reino de los Papiroflexios. Le regalaba corazones a su familia, pero ésta, que era de las mejores familias papiroflexias del mundo, pensaba que Txemita era la oveja negra.
-¿A quien le gustan los corazones? A la gente le gustan las pajaritas o los barquitos, incluso los aviones de papel.
Pero Txemita no dejaba de hacer corazones, le encantaban los corazones. Sus padres, hartos, le echaron de casa. Y allá que se fue Txemita, solo por el mundo, haciendo y regalando corazones.
Txemita, cansado de que nadie quisiera sus corazones, decidió emigrar al País de los Corazones, pero nadie sabia donde estaba. A pesar de eso,decidió emprender el camino. Anduvo y anduvo, regalándole sus corazones a todo el mundo.

Estuvo en el país de lo Horchateros; pero allí sólo pensaban en horchatas y fartones y nadie le hacia caso. Estuvo también en el país de los Charcuteros; pero allí sólo se dedicaban a comer jamón y chorizo. Estuvo también en el país de los Hombres sin Alma, y allí claro, nadie sabía lo que era tener corazón, pues el alma y el corazón van unidos de la mano. No se puede tener alma sin albergar cariño en el corazón, le dijo un hombre sin alma. Pero el seguía caminando. Estuvo años andando y visitando muchos países, hasta que al final un día, paseando por un camino entre unos árboles, se encontró con una chica:
-¡Hola!-Dijo Txemita-¿cómo te llamas?
-Me llamo Ana ¿y tú?
-Yo Txemita.
-Y ¿de dónde eres Txemita?
-Del país de los Papiroflexios.
-¡Cómo mola!-Le dijo Ana-¿Me haces una pajarita?
Entonces Txemita, que estaba muy contento de tener una amiga, se puso triste y le dijo:
-No sé hacer pajaritas ni avioncitos, sólo corazones.
Pero de repente Ana sorprendió a Txemita, y por primera vez en toda su vida escuchó las palabras más mágicas que nunca hubiera escuchado. Ana le dijo:
-¡Qué guay! ¿Me haces un corazón a mí?
Txemita sin podérselo creer, se puso muy contento y empezó a recortar un corazón en una cartulina rosa muy chula que tenía para las ocasiones especiales en las que se sentía triste, entonces siempre se hacía un corazón para si mismo. Feliz y contento empezó a recortar el corazón. Las manos le temblaban y no podía quitarse la sonrisa de la cara. Ana le sonreía y también estaba muy contenta de que alguien le quisiera regalar un corazón, pues nadie, nunca, le había regalado uno. Cuando Txemita lo acabó, con una enorme sonrisa se lo dio, y Ana, muy contenta le dijo:
-Pues yo era del país de los Abrazos, pero me fuí porque no me gusta dar abrazos
y sólo me gusta dar besos. Pero nadie quería que le diera un beso... Por eso me fui. Pero si quieres te puedo dar un beso, sé darlos muy bien.
Txemita dijo:
-¡Vale! A mí nunca me han dado un beso.
Entonces Ana se acercó y le dió un beso. A Txemita se le subieron los colores, pues fué lo más bonito que nunca nadie le había regalado y no se lo podía creer.
Desde ese día, Ana y Txemita fueron muy amigos, y cuando alguno de los dos estaba triste se regalaban un corazón y se daban un beso.
Y colorín colorado, éste cuento se ha acabado.
Fin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Txema! soy marta foncuu! jaja, que currado! está muy chulo, pero has dicho por ahí en vez de ana, marta! jaja en fin.. un besitoo!